viernes, 15 de abril de 2011

Julio Steinkaul

"Ser jefe sirviendo a los demás"


Nació el 18 de junio de 1921 en Witter, en el Ruhr, en una región industrial en Alemania conocida como "la cuenca carbonífera del Ruhr". Apenas aprendió a ser monaguillo, quiso hacer la primera comunión, y a partir de los 9 años de edad sintió vocación por el sacerdocio. A pesar de los problemas económicos que sufría su familia, con mucho esfuerzo de él y de sus padres, el 4 de abril de 1934 ingresó en la casa para estudiantes de los Padres Pallottinos en Ehrenbreitstein. Cerca de aquél lugar se encontraba el Santuario de la Virgen de Schoenstatt. Allí se decidiría y culminaría la vida ulterior de Julio Steinkaul. En 1934 fue aceptado en el grupo "Hidalgos de la Mater" y en 1935 fue elegido como primer representante del jefe. Julio era un joven de altos ideales y es notable comprobar como a los 14 años de edad entendía su servicio de Hidalgo de la MTA, entregándose a Ella en las cosas más pequeñas.
Durante su vida siempre tuvo claro lo que significaba ser jefe. Su ideal personal: "Ser jefe sirviendo a los demás" es una firme prueba de su idea sobre la dirigencia. Sus palabras expresaban el sentido que él le daba a la importancia de la jefatura: "Hay que ser jefe por medio de las obras que se realizan, no por el cargo que se tiene", "la victoria del jefe es la victoria de la comunidad. Nuestra meta es hacer de cada uno un jefe. De 100 golpes que se reciben, 99 le corresponden al jefe. ¡Vivimos y anunciamos el espíritu de los héroes!", "Sólo puede ser jefe un hombre íntegro, que nunca coacciona a los demás, que da siempre posibilidades de desarrollarse. Hay que despertar vida, crear convicciones". En 1939, ya comenzada la segunda guerra mundial, sella el poder en blanco.
El ideal de la primavera sagrada (Ver Sacrum) se convirtió en un símbolo para el círculo de los amigos de Julio. Fue toda una generación. Estaban convencidos de que este mundo no podía ser cambiado por medio de alguna acción exterior, sino que debía ser renovado desde adentro.
En 1940 le llegó la convocatoria del Tercer Reich para servir en el ejército, donde a pesar de todo, logró mantener firmes sus ideales. El 3 de agosto de 1943 una granada hirió a un compañero, Helmut. Julio saltó hacia él y una segunda granada lo alcanzó a él. Cuando un teniente quiso ayudarlo, Julio no lo permitió, diciéndole: "A Helmut primero". Así, por última vez, fue "jefe para servir a los demás". Falleció ese mismo día a las 18:30.


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Enrique Schaeffer

Un héroe de la Primavera Sagrada


Enrique Schaeffer - "Su muerte es la victoria"(1920 - 1942), Alemania.
Nació en el año 1920. Perteneció a la comunidad de los Padres Pallottinos; se incorporó al Movimiento de Schoenstatt el 23 de diciembre de 1935. Ya era sacerdote cuando estalló la segunda guerra mundial. Integró la generación del "Ver Sacrum" ("primavera sagrada"). Falleció el 16 de julio de 1941. El 2 de febrero del 1938 hizo su consagración en la Federación Apostólica de Schoenstatt. Con ella se comprometía para siempre con sus ideales. Escribió en su diario: "Quiero llegar a ser un segundo José Engling. Quiero ser para mis compañeros lo que él fue para su generación."
En junio de 1939 apela a la santidad: "Si tomamos en serio la meta, tenemos que ofrecernos nosotros mismos. Debemos cortar las cadenas que nos atan a todo lo que nos aleja de Dios. Es necesario el radicalismo en la entrega total al apostolado."
Al comenzar la segunda guerra mundial, se comprometió junto a su grupo a ser la parte motriz del reino de la juventud. Se trataba de "la confabulación del granero", lugar donde el grupo se propuso encarnar el hombre nuevo. Sólo pedían una cosa: no cansarse nunca de servir a su Reina.
De esta ofrenda hecha el 9 de agosto de 1939 debería surgir "la primavera sagrada". El 15 de octubre hubo una nueva reunión en el granero. Se apuntó a crecer en la Alianza de Amor con la Mater y entregarle a Ella "el poder en blanco" sobre sus vidas. La concreción de esa entrega la expresó así:
1. No hay otro interés que no sea velar por el ideal de la comunidad. 2. Ofreceré a ella todos los sacrificios personales. 3. Renunciar a todo el tiempo libre, a todo placer y gozo que no estén al servicio de la misión. 4. Renunciar al derecho de disponer sobre uno mismo.
El 5 de noviembre surgió con fuerza el ideal de la Primavera Sagrada: significaba el ardor de la juventud que renace, hace renacer y da frutos, el fuego que quema y purifica. Eso querían ser estos jóvenes para el mundo en el que les tocaba vivir. El 24 de septiembre del año 1940 se reunieron todos de nuevo. Había pasado ya un año de la consagración. Están dispuestos a aceptar la muerte por su Reina, la Mater. Luego recibieron como símbolo de esta entrega una pequeña cruz negra. El 31 de diciembre se reunió la Primavera Sagrada en Schoenstatt. A la medianoche, con el comienzo del nuevo año, colocan el símbolo del Ver Sacrum en el Santuario: la lámpara votiva del Santísimo Sacramento: un globo terráqueo sobre una patena, coronado con las iniciales MTA
Con su muerte (el 16-8-41) Dios aceptó su ofrenda. La primavera sagrada había sido confirmada. Enrique Schaeffer, que impulsó el ideal y la vida de la Primavera Sagrada, había sido aceptado como primera semilla para caer en tierra fértil y dar fruto centuplicado. Fue la primera "cruz negra" de la nueva generación de héroes. Su muerte fue la victoria.


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Bárbara Kast

"Tabernáculo de Dios, portadora de Cristo y Schoenstatt a los hombres"



Bárbara Kast (1950 - 1968), Chile, nació en un pequeño pueblo del sur de Alemania en 1950. En 1951, a consecuencias de la guerra sus padres deciden emigrar a Chile con sus dos hijos. Los primeros años fueron de intenso trabajo y grandes dificultades económicas para la familia. Bárbara creció - con sus nueve hermanos - en ese ambiente de esfuerzo. La Navidad de 1958 trajo un gran dolor a la familia por el fallecimiento de Mónica, la pequeña hermanita que se ahogó en un canal frente a su casa. El recuerdo de su hermanita dejó en Bárbara una marca profunda: tenía miedo a la muerte de cualquier miembro de su familia y de la suya propia. A los 7 años entró en el internado de las Ursulinas en Maipú y poco antes de cumplir los 16 años se mudó al Colegio Mariano, de las Hermanas de María de Schoenstatt. Allí tiene su primer contacto con el Movimiento. En ese colegio sobresale como una de las primeras alumnas de su curso y es elegida representante del curso, aunque en el quinto año su actitud cambió y buscó conseguir un contacto más profundo con sus compañeras. Se destacó por su responsabilidad y servicialidad. Ayudaba a sus compañeras y era para muchas de ellas, confidente y consejera.

Ingresó al Movimiento luego de reflexionar mucho y posteriormente, luego de un campamento, en 1968 es elegida jefa de grupo. Al Padre Francisco José, su director espiritual, le llamó la atención que Bárbara, una niña que recién entraba al Movimiento, tuviera tan claro su ideal personal: "Tabernáculo de Dios, portador de Cristo y Schoenstatt a los hombres". El 8 de diciembre, el día de la Inmaculada, Bárbara selló junto con su grupo la Alianza de Amor con María. Sobre este día ella escribiría: "Querida Mater: Hoy me consagro, me llamaste por mi verdadero nombre y me invitaste a participar de tu familia y de tu reino. Me llamaste por el nombre con el que Dios me bautizó: me llamaste tabernáculo. Mater sé que tu elección fue desde antes y hoy en el día de la Inmaculada me dices: hoy también es mi día, ven tú a celebrar tu día. El día mayor de tu vida, tu consagración. Mater, consérvame siempre pura porque tú sabes que quiero ser permanente morada de tu Hijo. Mater tal como es este día te digo que te quiero inmensamente, te digo también soy débil, que necesito (de ti)"
Bárbara comenzó a pedirle a la Mater que la iluminara para encontrar su misión específica dentro de Schoenstatt. El 8 de diciembre se entregó definitivamente a Dios y al Movimiento, como lo dice en su diario. "Me incorporo Mater, en este momento, para siempre a la Familia de Schoenstatt, porque se que en ella has dado una respuesta al mundo de hoy. Su vida será ahora mi respuesta al mundo de hoy. Su vida será ahora mi vida, al igual que su destino".
El 29 de diciembre de 1968 falleció como consecuencia de un accidente automovilístico. En la vida de Bárbara no hubo nada extraordinario, y sin embargo las gracias del Santuario fueron lentamente transformándola en una ofrenda para Dios. El tabernáculo de su corazón fue adornándose tanto que realmente se puede decir que la Mater, en la Alianza, hizo nacer a Cristo de nuevo en su corazón.


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Héroes de Schoenstatt

Sus vidas ilustran la historia y la misión de Schoenstatt y de su Fundador

Los hijos e hijas espirituales del Padre Kentenich, modelados por él y llevados a una madurez extraordinaria de vida cristiana, son testigos de su Padre espiritual. Las vidas de aquellas personas que han encarnado en grado ejemplar los ideales de la espiritualidad schoenstattiana ilustran la historia de Schoenstatt y la historia de quien los condujo a este ideal y les dio las herramientas para conquistar la meta: junto a Dios y la Santísima Virgen, el Fundador de Schoenstatt. Las piedras preciosas que la Providencia regaló a Schoenstatt son el marco de gema más destacada.

Cada uno de ellos irradia la luz del Fundador y de su carisma: su concepto de una nueva comunidad basada en auténticas personalidades libres, firmes y apostólicas adquiere un rostro, una historia.





SANTIDAD, ¿qué es eso?

MTA
La respuesta del evangelio es clara y sencilla: hacer del amor el eje de nuestra vida. Ni más ni menos. Ese es el plan de Dios para nuestra vida. Podemos llenar el tiempo de nuestra vida con muy distintas cosas, actividades, trabajos, etc. Pero quien esté atento percibirá que en nosotras yace un fuerte anhelo de no conformarse sólo con lo ordinario, sino de consagrar nuestra vida a algo grande y valioso.

Un estilo de vida lleno de fuerza.

Ama y hallarás la plenitud de la vida.
Ama y le darás al mundo lo que más necesita.
"Existimos para amar". Con estas palabras el P.Kentenich define lo que constituye nuestra vocación de cristianos.

La Santidad es por lo tanto un estilo de vida especial: en todo dar prioridad al amor.

Es el camino de un corazón auténticamente humano, que no se limita egoistamente a las necesidades propias sino que se desprende y se abre a la luz: Dios y su amor.

Santo es quien vive y armoniza, siguiendo la norma del evangelio, las relaciones fundamentales que marcan nuestras condición de seres humanos: la relación con Dios, consigo mismo, con el prójimo, con el entorno y con la creación de Dios.

La santidad es el camino para ser un hombre auténtico. Una persona que ame con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas: con la razón, con la voluntad, con la afectividad.

Santidad, camino de heroísmo!

No vivas por debajo de tus posibilidades, sé heroico. Elige un estilo de vida acorde con la elevada norma del evangelio!


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IR A "HÉROES DE SCHOENSTATT"

sábado, 9 de abril de 2011

¿Qué es un héroe?

Un héroe es "aquel que consagra su vida a algo grande". J.K

Sólo de los santos, sólo de Dios proviene la verdadera revolución, el cambio decisivo del mundo... La revolución verdadera consiste únicamente en mirar a Dios, que es la medida de lo que es justo y, al mismo tiempo, es el amor eterno. Y ¿qué puede salvarnos sino el amor?

La Iglesia necesita verdaderos testigos para la nueva evangelización: hombre y mujeres cuyas vidas se hayan transformado por el encuentro con Cristo; hombre y mujeres capaces de transmitir a otros esa experiencia. La Iglesia necesita santos. Todos hemos sido llamados a la santidad; sólo los santos pueden renovar la humanidad. Son muchos los que nos han precedido por este camino de heroísmo que nos presenta el evangelio...